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Querulancia: el acoso que no cesa

Existe un porcentaje residual de personas que utilizan el acto de denuncia, la acción de demanda, como arma, venganza, hostigamiento y mecanismo de presión. Conocedores de los derechos que les amparan como ciudadanos, reivindican la exposición de hechos que creen necesarios para que se eleve ante un juez que evalúe la pretensión. Si ese mismo juez determina la improcedencia, el sobreseimiento y el archivo, será cuestión de tiempo que la persona active nuevamente la maquinaria. Quien lo sufre, quien sea el objetivo de esa actitud, vivirá en la incertidumbre hasta que quien aprieta el nudo se canse y decida soltarlo, focalice su atención en otra causa, o consiga una nueva persona a la que depredar sistemáticamente.

Quien es víctima de una persona querulante, por mucho que intente escapar, nunca termina de sentir los ojos del zorro junto al vallado del corral y sabe lo que vendrá después.

El Derecho no debe ser usado para medrar, para afianzar la incapacidad de diálogo y la ineptitud en la negociación y los acuerdos. No puede usarse para convertir la vida de otro en una visita policial y varias judiciales durante meses hasta convertirlos en años.


Si te reconoces en el artículo, llámanos. Con paciencia, asesoramiento, asistencia y soporte emocional, buscaremos finalizar la situación para que la tranquilidad se instale, definitivamente, en tu vida.

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