delito de alcoholemia

Alcoholemia: cuando una cena se convierte en delito penal

Voy con mi pareja a cenar a un sitio estupendo, se ve todo Madrid. Nos tomamos un par de cervezas mientras leemos la carta. Maridamos los platos mejor construidos con un par de copas de vino blanco. Preparan, en una de esas terrazas de edificio que tanto nos gustan, un helado a base de té verde y aguacate que, en principio, causa rechazo, pero que a la postre está espectacular. Finalizamos con un sorbete de limón y vodka, muy rebajado, un licor de café y una crema de orujo con dos buenas piedras de hielo. Antes de acercarnos al parking donde hemos aparcado, cerca del restaurante, proponemos tomar unos mojitos. Las noches de verano invitan a ello y la ciudad no duerme.

A la altura de la vía de servicio de la autopista que nos lleva a casa los conos naranjas y unas pequeñas luces en el suelo nos desvían hacia un solo carril. Un agente de Tráfico nos indica que detengamos el vehículo, saluda con corrección y nos muestra un alcoholímetro por la ventanilla del conductor. No es necesario que se baje, tome una boquilla, insértela en el agujero y expire hasta que yo le indique (he dado positivo en un control de alcoholemia).

Según los grados de alcoholemia he cometido un delito, supero los niveles de alcoholemia permitidos. El Agente me explica los grados de alcoholemia y sanciones. No puedo creerlo, nunca salimos, nunca he sido de esos que van borrachos conduciendo, jamás he cometido ningún delito, soy una persona prudente que nunca pondría en peligro la vida de mi pareja ni la de otros. No llego a comprenderlo. El Agente nota la turbación y me explica el indice máximo de alcoholemia: “Si usted supera 0.25 mg/l en aire espirado, en esta máquina (señala el alcoholímetro) comete una infracción administrativa. Si usted supera 0.6mg/l, comete un delito contra la seguridad vial”.

A la mañana siguiente, antes de acudir al Juzgado, según la citación que me hicieron dentro del vehículo de Atestados, busco entre los abogados penalistas que conocen familiares y amigos. Si me condenan y pierdo el carné, pierdo mi trabajo. Mi empresa mantiene una férrea política en contra de los delitos que puedan cometer sus empleados. El derecho penal y mi puesto de responsabilidad son incompatibles, sobre todo en algo tan humillante como dar positivo en una alcoholemia.

Un buen penalista analiza el resultado arrojado en las diferentes pruebas (escala alcoholemia), ya sea en sangre o aire expirado. Comprobará desde los controles de las herramientas usadas para la detección hasta los valores diferenciales que la evidencia científica ha subrayado como consecuentes a la ingesta y metabolización del alcohol (lo que puede suponer la diferencia entre delito e infracción alcoholemia). Estudiará la jurisprudencia y ofrecerá una línea basada en evidencias, contra-informes y periciales, convirtiendo el análisis documental en el pilar sobre el que desarrollar la defensa. Deberá ofrecer cercanía, comprensión y profesionalidad.

Un delito contra la seguridad vial no es un problema menor, ningún delito lo es. Nuestro despacho descansa sobre la titularidad de uno de los mejores abogados penalistas de Madrid, y expertos en delito de alcoholemia.

Deposita la confianza en quien puede avalar su trabajo con los resultados de su práctica profesional. Y lamentamos profundamente que la noche terminase de esa manera.

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