autopsia psicologica caso suicidio

La autopsia psicológica ante un caso de suicidio

Con una cifra cercana a los 4000 suicidios en España, debe ofrecerse una solución que consiga que las familias de los fallecidos obtengan resultados de una investigación profesionalizada. David Fechenbach Marcos, director de Fechenbach Asociados, abogados penalistas especializados en asuntos de alta complejidad, se acompaña en este análisis del psicólogo forense Ángel J. Cabezos, criminólogo clínico y abogado.

El suicidio, como acto autolítico finalista, no se investiga policialmente, salvo que aparezcan claros indicios de violencia en el finado, alteraciones en la escena discordantes con la acción, pruebas periféricas como grabaciones de video-vigilancia, temporalizaciones imposibles (que el fallecido se haya desplazado entre dos puntos sin posibilidad fáctica). Las diligencias efectuadas recibirán la calificación de preventivas, se remitirán al juez de guardia. La policía judicial aportará un informe de inspección técnico ocular testifical. Se recogerán, quizá, algunas manifestaciones de la familia cercana, una breve reseña vital pre-mortem y quedará archivado judicialmente. Si quedó alguna nota o manuscrito, engrosará las pruebas aportadas a la causa judicial y, en no pocas ocasiones, la familia no llegará a tener acceso a las últimas líneas escritas.

Todo se detiene. La familia queda, desde el momento en el que le comunican la trágica noticia, en un estado de búsqueda incesante de respuestas para poder asumir un duelo que se torna inasumible. Cómo pudo hacerlo, cuál fue su motivación, qué ocurría en su mundo interior para que viese la muerte como única salida. Ángel J. Cabezos Domínguez ha analizado la línea vital post-mortem ante varios casos de suicidio y las preguntas que realizan las familias y allegados son confluyentes, pero lo que arroja la investigación criminológica de la vida del finado, en ocasiones, sorprende y ofrece una realidad paralela para sustentar, probatoriamente, una reapertura judicial y el inicio de la obtención de respuestas.

Ante casos de suicidio, la herramienta principal de análisis será la “Autopsia Psicológica”-explica Ángel J. Cabezos, experto en la técnica- una reconstrucción de la última etapa vital del finado, explorando todas las áreas de su vida, desde su ocio hasta el ámbito laboral. Desde los movimientos bancarios, registros telefónicos, presencia en redes, historial de páginas web consultadas, fotografías tomadas, localizaciones, hasta la parte más importante: el relato de su núcleo, su familia, sus amigos, su pareja, sus compañeros de trabajo. Una radiografía lo más exacta posible de las motivaciones, tribulaciones, proyectos y preocupaciones del fallecido; sobre la base teórica que ofrece la psicología y la base criminalista de la investigación y la resolución de la tipología suicida, la criminología detrás del suicidio.

La línea actual marca el uso de la “Autopsia Psicológica” para determinar las facultades volitivas y capacidades del finado ante casos de herencias, de otorgamiento de voluntades sin capacidad para darla, de cobro de primas de seguros de vida ante problemas económicos. David Fechenbach y Ángel J. Cabezos avanzan en la línea de investigar si la decisión del suicida fue propia, interna y firme, o se debió a una circunstancia inducida por otras personas.

Los casos más mediáticos hablan de menores que terminan sesgando su vida y, ante una corta investigación, se resuelve que sufrían acoso escolar, que sufrían ataques reputacionales, pero las evidencias son dispares y, sin informes reconstructivos, vuelven a quedar las investigaciones archivadas judicialmente. En otros casos (numerosos pero ocultos en la cifra negra) el acoso laboral favorece que un desequilibrio emocional termine en la acción suicida. En todas las investigaciones realizadas por este tándem de profesionales, la acción podría haber sido evitada si las señales externas hubiesen sido identificadas y procesadas correctamente. La negligencia en su observación impide la activación de los múltiples protocolos de protección del suicidio, lo que conlleva que el acto negligente también pueda ser llevado a juicio.

David Fechenbach señala que lo primero es analizar toda la documentación que obre en el juzgado donde hayan sido remitidas las diligencias, para lo que es necesario ejercer el acto de personación. Del análisis forense de la documentación se abrirán las vías de estudio para buscar pruebas complementarias, integrar peticiones, plantear hipótesis alternativas de causación de los hechos y solicitar testificales, acceso a información médica legal, análisis químicos y toxicológicos (si fuesen pertinentes). Quizá lo relevante de la autopsia psicológica es la confianza de la familia en la investigación completa del hecho traumático, la búsqueda de la verdad (sea cual sea) impulsada por los profesionales contratados para ello. Que el último recurso de la familia sea reconstruir postmortem la vida de su ser querido y saber que, si alguien más participó en el ello, no quedará impune.

Si el resultado de la autopsia psicológica confirma que no hubo más partícipes, que no hubo negligencia, que el acto fue motivado por la situación de vulnerabilidad psicológica que atravesaba el ser querido, lo que obra en poder de la familia es un retrato reconstructivo fidedigno y completo que siempre ayudará a dar respuesta a la pregunta que se queda en el aire durante toda la vida: ¿Por qué?

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.